Libertad, Obligación y Obediencia - Parte 2
- Encuentro Bíblico
- 18 jul 2020
- 3 Min. de lectura
Vimos en la Parte 1, que uno de los deseos más puros y más nobles en el alma de cualquier ser humano, es el deseo de ser libre. El deseo de ser libre, ha acompañado al ser humano a lo largo de toda su existencia sobre la tierra, sin importar la época de la historia en la que haya vivido. Sin embargo, la libertad del ser humano en un sentido absoluto, es una verdadera utopía (de imposible realización). No está disponible hacer siempre lo que uno quiere sin depender de nada, ni de nadie. Grandes filósofos y pensadores de la antigüedad coinciden en declarar de manera unánime, que libertad no es hacer lo que uno quiere sino hacer lo que debe hacerse.
El Profeta Jeremías declaró con singular claridad: “Conozco, oh Jehová, que el hombre no es señor de su camino, ni del hombre que camina es el ordenar sus pasos” (Jeremías 10:23).
¿Quién es el que debe caminar? El hombre. ¿Quién debería ordenar sus pasos? Jehová Dios.
En el diseño original de Dios, ni Dios camina por nosotros, ni nosotros deberíamos ordenar nuestros pasos. Aún así, hoy el hombre puede hacer lo que quiera, porque Dios le dio libre albedrío.
Pero una vez que el hombre es instruido con el consejo de Dios, es responsable por lo que sabe y por lo que hace con su vida.
Uno de los desestímulos más grandes que opera sobre el hombre a la hora de ordenar sus pasos conforme al consejo de Dios, radica en la obligación. Obligar es hacer que alguien, mediante la autoridad de quien obliga, cumpla determinada cosa, sin dejarle la posibilidad de elegir.
Dios nunca obliga. Pero el mal usa la obligación, aún en el Cristianismo, para apagar el espíritu del hijo de Dios…y existen muchas maneras en que la obligación se infiltre en las Iglesias, algunas muy evidentes, otras sumamente sutiles.
Ahora bien, no deberíamos confundir OBLIGACIÓN con OBEDIENCIA. Y existen básicamente dos grandes motivaciones para obedecer, por temor (obligación), o por amor.
Cada vez que un hijo de Dios, por su libre decisión obedece a Dios, motivado por el amor de Dios, se coloca en una posición espiritual que habilita a Dios a protegerlo, a cuidarlo, a bendecirlo y a prosperarlo.
Cada hijo de Dios es responsable de desarraigar la obligación que el temor produce en su propia vida, debido a la naturaleza caída en nuestro ser o las influencias de un entorno nocivo, y para ello necesitamos ser transformados por medio de la renovación de nuestro entendimiento con la instrucción que ofrece la Palabra de Dios.
Pero también, cada hijo de Dios es responsable de decidir si va a obedecer o no a Dios, y si no lo hace, debería ser honesto y no responsabilizar a Dios por sus infortunios.
Probervios 19:3
(3) La insensatez del hombre tuerce su camino,
Y luego contra Jehová se irrita su corazón.
Nada hace verdaderamente libre a una persona, excepto disciplinarse en el conocimiento de la verdad de Dios, o sea, Su Palabra.
En la medida que Usted se discipline en el conocimiento de la Palabra de Dios, su conciencia estará cada vez menos condicionada a juicios engañosos y podrá comprobar por cuenta propia, y no porque se lo hayan contado, que Dios y Su Consejo es, sin lugar a dudas, una verdadera alternativa superadora a cualquier otra.
Juan 8:31
(31) Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos;
(32) y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.
(Artículos elaborados en base al Estudio Bíblico presentado el miércoles 24 de Junio de 2020, titulado “Obediencia Amorosa”, en Encuentro Bíblico - https://www.encuentrobiblico.net.ar/)



















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